Falsas apariencias
Muchas
veces, compartimos nuestras jornadas con personas encantadoras y tan extremadamente
aduladoras y atractivas a nuestros ojos, que no percibimos los ocultos propósitos
que guardan bajo sus mangas. Simuladores capaces de tejer con ingeniosa
maestría una tela de araña de la que nos es imposible salir ilesos.
Son
personas perturbadas, que en su
egocentrismo narcisista despliegan todo
tipo de artimañas para captar tu atención. Son psicópatas, pero al contrario de
lo que solemos pensar cuando se usa este término, no siempre son agresivos; y
es precisamente la falta de agresividad lo que los hace tan peligrosos y
difíciles de detectar.
Vendrán
de frente con una amplia y seductora sonrisa de la que te será imposible
apartar la mirada. Y que no te quepa la menor duda, no vacilarán en pisotearte
e infravalorarte una vez hayan logrado sus objetivos: dinero, bienes, un puesto
de trabajo, un ascenso, un contacto, etc. Estos sujetos, denominados psicópatas
de cuello blanco, carecen de sentimientos, y su apatía los hace inmunes
a la desgracia ajena. Pueden dirigir empresas, ser los mejores amantes, tener
las mejores ideas; porque entre otras cualidades, están dotados de gran
inteligencia, lo que les hace creerse superiores al resto de los seres humanos.
También catalogados como psicópatas con éxito, pueden ser
considerados por expertos como individuos beneficiosos para la sociedad bajo el
argumento de que, al ser capaces de ignorar las normas sociales, aportan una
chispa de creatividad a las artes, el teatro, el diseño y demás.
Bajo mi
punto de vista, por mucho que puedan aportar a la sociedad con sus brillantes
ideas, nunca resarcirán lo suficiente el dolor y el sufrimiento de las personas
a las que han destrozado la vida, violando todo criterio y valor ético.
Extraordinarios
estrategas que tienen una vida plena a costa de supuestos amigos, de una
familia que los quiere incondicionalmente, de socios que los encubren pensando
que son inocentes de cualquier delito. Y es que, generalmente, la verdad nunca
sale a luz; y si llegara a salir, conseguirían que las víctimas parecieran los
culpables.
Hay que
estar atentos, pensar fríamente y no dejarse adular por estos expertos en el
arte del camuflaje. Que no nos engañen con su toque distinguido, buenos trajes,
coches caros y gran elocuencia. ¿Realmente llegamos a ser tan necios para
dejarnos pisotear por enfermos de apariencia cautivadora? ¿Será verdad que nos
fijamos en la apariencia antes que en la esencia?
Espero
haber abierto tus ojos para que la próxima vez que un extraño –o conocido– se
acerque a ti, valores a la persona que tienes delante. Pero esta vez,
olvidándote de las tan apreciadas y sobrevaloradas apariencias.
Comentarios
Publicar un comentario